El Chinito




Esta singular sanguchería se creó hace 50 años en el jirón Chancay en el centro de lima, y desde aquella vez se ha convertido en un lugar que hace suspirar a los limeños por sus exquisitos y bien servidos sánguches con chicharrón, además de su todavía más deliciosa salsa criolla. 


Desde que abre a las 7:30 am, hay una permamnente cola en la puerta para poder ocupar una mesa y disfrutar de estos sánguches. Y debo decir que la comida se vuelve más apetecible por los cómodos precios, la amable y la rápida atención de los mozos.


La especialidad de la casa es el sanguchón de chanchito asado que deleita a los
más exigentes paladares. ¡Nos vemos en El Chinito!


Video: Historia, anécdotas y más

Fuente: Alumnos de Comunicación de la Uiversidad Federico Villarreal




1. Análisis Ambiental 


Responsable: Natalia Aramburú 






2. Análisis de personajes 


Responsable: Diana Gibaja Ravello



Al ser una de las sangucherías más conocidas de Lima, se caracteriza por recibir en su local a un diverso grupo de clientes.  En primer lugar, tenemos a los típicos compadres, amigos de chamba o de toda la vida que van a tomar su rico desayuno o tal vez su almuerzo. Eran las 11 de la mañana y el local estaba reventando de gente. En este grupo y en general en casi todos, vemos siempre un personaje que impone los temas de conversación; lo llamaremos "el sabelo todo". En una mesa que estaba a mi costado pude observar a un grupo similar, por no decir casi igual al que describí líneas más arriba, pues durante la conversación uno de los integrantes era el que siempre insertaba el tema y daba opiniones como si fuera un experto. Al ser solo hombres, temas relacionados al fútbol peruano, la comida y, por supuesto, de mujeres, empezaron a salir al transcurrir los minutos.



En segundo lugar, vemos al grupito de amigas o compañeras de trabajo que, además de ir a comer un rico sánguche y salir de la dieta, van a devorarse todos los chismes y últimas novedades del día anterior. A este grupo lo denominaremos "Jabón", pues a ellas les resbala lo que piensen sobre su anatomía, pues sí señores, en Lima más de la mitad de mujeres viven sacrificándose para mantener la línea, pero este grupo sabe que tenemos la mejor comida del mundo! y por ello no se privan de tan exquisito pan con chicharrón! Pero, no es que solo vayan mujeres y hombres por separado, también vemos a grupos mixtos y parejas, en los cuales se dan los mismos roles y jerarquías. Las familias con niños o hijos jóvenes ocupan el tercer lugar en esta lista de clientes o personajes recurrentes en el famoso Chinito.


Los roles aquí no son estáticos, mientras unos comen y disfrutan, otros esperan y pierden la paciencia, así, podemos identificar al grupo de personas que se encuentran esperando en la puerta o entre las mesas, mas conocidos como "Los hambrientos". Normalmente, vienen acompañados y están a la espera que una mesa se desocupe, el líder del grupo o mejor dicho el SUPERIMPACIENTE, es decir, el que esta decidido a encontrar una mesa libre o ocupar una que está a punto de estarlo, porque está muerto de hambre y no puede esperar más. Este personaje es el más avezado, no le interesa lo que piense la gente de él, pues sin pensarlo dos veces se coloca al costado de la mesa en la que se pretende sentar, diciendo a través de su postura y sus gestos típicos de un peruano : “por favor, apúrate pues, tengo hambre”. Pero este personaje no solo consigue la mesa, sino que durante el desayuno, normalmente,  es el que se encarga de llamar al mesero, aunque en ocasiones otro u otros acompañantes pueden desplazarlo.

Al estar ubicado en pleno corazón de Lima, los clientes van vestidos de diferente manera. La mayoría está en jeans, pues es más cómodo y menos llamativo; sin embargo, vemos a algunos con uniformes, como dos señoritas que estaban con su vestimenta de enfermas o tres señores que venían con terno o pantalón de vestir, camisa y casaca. 

Asimismo, nos encontramos con los mozos y los cocineros, grupo importante en la interacción con el público. Estos están capacitados para que atiendan bien a los comensales, los traten cordialmente y les briden todo lo que ellos requieran. Nos cuenta uno de ellos que varias personalidades importantes de la política y la farándula limeña también han gozado de los exquisitos sabores del buen sánguche peruano. Este grupo cumple un rol fundamental para que se dé una buena comunicación entre la empresa y los clientes, sin ellos la comunicación sería mucho más breve y cortante. Los mozos imponen ciertos parámetros de comportamiento, pues las personas deben saber cómo llamarlos adecuadamente y comunicarse claramente para que ellos entiendan a la perfección lo que el cliente desea.

Finalmente otro personaje importante es el cajero, ya que este se encarga de interactuar o bien con los mozos que le piden la cuenta de las diferentes mesas o con los mismos clientes que acercan hasta la caja para pagar por los servicios recibidos. 




3. Análisis de interacciones 

Responsable: Natalia Aramburú Carbajal



En “El Chinito”, la comunicación era bastante fluida en las mesas que no se compartían, ya que había una cierta libertad en cuanto a las conversaciones íntimas; sin embargo, se podía ver que algunas personas (grupos de amigas) no parecían muy cómodas con el hecho
de estar con otras en una misma mesa, es en esa situación en donde se evidencian los códigos de comportamiento, pues saben que tienen que actuar de un modo “normal” de acuerdo a las convenciones sociales, por ejemplo, no hablar gritando o en todo caso no hablar acerca de temas que podrían ser considerados tabú para los demás; es como si se pusieran una máscara para pasar desapercibidas, porque en general nadie ve con muy buenos ojos a una persona que se sale del esquema preestablecido de comportamiento en nuestras mentes.



Por otro lado, también se percibía como una molestia el hecho de que un señor se pare al lado de una mesa esperando a que se desocupe, es como si te dijera “¡lárgate, quiero comer!” con la mirada, con su postura en actitud de espera y también con los gestos de impaciencia que pueda hacer. La gente mostraba su satisfacción cuando probaba los sánguches y sus expresiones eran claramente de complacencia y de placer por la delicia que estaban comiendo. También sonreían y se reían mientras hablaban con sus compañeros o cuando querían pedir algo simplemente hacían un gesto con la mano y el mozo venía presto a atenderlos. 


Los rostros de los comensales reflejaban distintas emociones, como vi en alguna mesa, se estaban riendo y hablando animadamente; cada mirada reflejaba conformidad. La postura de las personas que hacían cola era ciertamente de impaciencia y hambre sobre todo, por lo que, como mencioné anteriormente, la mayoría solo comía relativamente rápido y luego desocupaban las mesas para dar paso a los clientes recién llegados. En ese sentido, había también momentos en los que la gente se concentraba para comer, aunque es necesario decir que los peruanos normalmente no nos quedamos callados cuando comemos en compañía de alguien, y en este caso en particular era así. Constantemente se escuchaban risas y murmullos, expresiones que connotaban una sensación de ansiedad a la hora de esperar el sánguche; se levantaban las cejas para llamar al mozo, con voz fuerte; se fruncía el ceño cuando se probaba alguna de las exquisiteces de aquel establecimiento, por el intenso sabor.


Por último, de cierta forma, el sánguche de este aclamado lugar es una “mistura” de culturas que se han venido a encontrar y unificar bajo una misma bandera en el terreno gastronómico.