El Peruanito



Una sanguchería bien criolla y tradicional se inauguró hace ya 50 años con un nombre que no podía desmerecer un orgullo a cada peruano que visitaba el lugar, pues el nombre se dio por la razón de estar ubicado en el perú y la gente que iba, peruanitos. 
El Peruanito está ubicado en la Av. Angamos Este 391 en el distrito de Miraflores, sino te ubicas dale click a ubicas y te ubicarás =). Desde 1958 ofrecen a los limeños los mejores sanguches peruanos. Lugar preciso para tomar sabrosos desayunos y para bajonas (pa’ bajarte el trago). Su especialidad es el sánguche de jamón del país, pero como buenos peruanos han innovado y ahora presentan carne de avestruz.




1. Análisis ambiental 
    Responsable Diana Gibaja





2. Análisis de personajes, roles y jerarquías  
    Responsable Jefferson Marino


Desde el primer momento que nombramos "sangucherías criollas o tradicionales" se nos viene a la mente que lo que más prevalecerá son las mesas llenas de familias a las seis de la tarde tomando un cafecito, conversando de la vida junto a su inseparable sánguche de pavo, jamón o cualquier otra especie que pidan. Y no nos equivocamos, pues al ingresar al Peruanito lo primero que vemos son las señoras cotorreando sobre los últimos chismes que pueden tener, familias que llevan a sus hijos a probar la buena sazón que de seguro a ellos les hicieron probar sus papás y siguen con la tradición o sino también las amigas que no se ven hace tiempo y establecen al Peruanito como lugar confidencial para tal encuentro, sin olvidar a los recién salidos del trabajo que a esa hora su estómago les pide urgente un sanguchón del Peruanito.


Y ¿por qué asisten al peruanito y no a otra sanguchería? Más que nada la mayoría que visita el local es por recomendación de otro, pocos son los que se atreven a entrar si es que simplemente están pasando por ahí. Esto se nota a la hora de pedir el sánguche o el comportamiento, son pocos los que preguntan qué es lo que sirven, al contrario casi todos van de frente a la caja a pedir el sánguche que más les gusta sin necesidad de mirar al panel que señala las especialidades de la casa, luego para recibir el tan ansioso pedido hay una especie de rincón junto a la cocina, donde se ven a los cocineros preparar el sánguche, esto es por la exigencia del público a la hora de ver lo que ha pedido, así da más confianza a la hora de ir y comer, pues como dijo el sociólogo Javier Diaz-Albetini “la gente ahora es más exigente en el ambiente, en la silla... la gente tiene una condición de higiene y calidad” y esto también se ve al exigir la rapidez de su pedido, pues tienen que esperar con ticket en mano, aquí el que tiene el rol del más vivo gana. 


Eso sí cuando están en familia o en la mesa hay un hombre, el rol de la caballerosidad es para él, quien se levanta de su asiento a pedir todo lo que la mesa quiere. En el Peruanito sólo hubo una mesa donde predominaba el género masculino, eran dos amigos en terno; así es como se presencia al líder en la conversación que le explicaba al otro sobre un contrato nuevo, mientras su amigo lo escuchaba a la vez que se devoraba el sánguche. 



Si hablamos de jerarquía, en el Peruanito no necesariamente se da entre hombres y mujeres, pues ninguno de los dos era más que el otro, los dos se permitían hablar a un volumen de voz mediano, ni tan alto ni susurrando, lo que sí me di cuenta es que, fácilmente, los que tienen mayor “jerarquía” son las personas adultas ante las más jóvenes, es así como aquí no se habla de género, sino de edad, pues esto se debe a que tienen que estar más familiarizados con el local o ya que siempre van ahí desde hace varios años atrás, no como algunos chiquillos de 20 años que hace poco están yendo y solo disfrutan de su pedido mientras observan con recelo y analizan el sitio. Las señoras y señores sí se sienten más cómodos a la hora de hablar, contar sus historias, tanto así que uno puede escuchar alguna que otra anécdota de alguna mesa. 


Estas personas (los adultos) se sientan con más comodidad, la gran mayoría se queda un buen rato sentado, no están preocupados de comer y pararse, más bien se toman su tiempo para disfrutar su sanguchón mientras están en una amena conversación, esto se debe a que el sitio tiene una energía de familiaridad que hace que te sientas como en casa, pues hasta televisión tiene, esto es para los que carecen de compañía, ellos se quedan viendo el canal que el local les pone (particularmente uno nacional). Me pregunto si los personajes como las comadres, por poner un ejemplo, que se reúnen a cierta hora en el peruanito se sentirían con la misma confianza en un restaurante de comida rápida como  el peruanísimo bembos o el ya conocido McDonald´s, pues la respuesta es evidente, negativa rotunda. Sin embargo, los jóvenes sí se sentirían verdaderamente como en su casa.


Eso sí el cliente siempre tiene más jerarquía que los que atienden, ya que por ser auto servicio no tienes a un mozo a tu lado pendiente de lo que vas a pedir, pero sí tienes a un joven que está muy atento para limpiar la mesa o algo que no esté en su sitio, él con una postura sumisa y parado todo el tiempo espera pacientemente que la mesa se desocupe para recién ejercer su labor, nunca interrumpe, es así como me doy cuenta que el peruanito tiene su propio “lenguaje” no interrumpir el clima de familiaridad que existe en cada mesa hasta que esta haya terminado, esto contrasta con varios restaurantes; predomina la limpieza y los mozos están atentos por si alguien terminó, para que inmediatamente recojan los residuos, aquí no, pues que te corten la hilación de una conversación como las que se dan en el peruanito es realmente incómodo.

Por otro lado, además de los clientes favoritos como las señoras, señores, abuelos, trabajadores con harta hambre y los jóvenes, hay una minoría, casi nula, de turistas; al menos los días que fuimos encontramos máximo dos, esto se debe que para ir al peruanito tienes que ir con una referencia, pues no está en un lugar estratégicamente ubicado como podría ser el Parque Kennedy e Miraflores donde abundan turistas, también se debe a que hay poco conocimiento acerca de los sánguches criollos como algo tradicional, ya que los anticuchos, el pisco sour y el cebiche son comidas que si un turista no las ha probado se podría decir que no estuvo en Perú, es así que el sánguche tradicional para ellos no es muy conocido, lástima, no saben de lo que se pierden.


Sábado a las 11pm, segundo día elegido para ir, este día el panorama es totalmente diferente, vemos como la gente joven es la que va llenando el local. Atrás quedaron las señoras y señores con un comportamiento más conservador, o las que contaban el último chisme, además de los señores que salen del trabajo con su compañera fiel para un rico lonche. El porte desparramado, gritos, impaciencia y amistad son los temas que se muestran a comparación del día de semana. Así los jóvenes se sienten más cómodos, pues para empezar la mayoría tiene los mismos intereses que ellos sin la mirada de alguna señora pidiendo buenos modales, van en grupos de 5 a más y así sienten el apoyo del amigo.




3. Análisis de Interacciones
Responsable Alexa Costa Lima
   

Nos dijeron que  "El Peruanito" era el lugar para comer un sánguche que nos dejaría con la barriga llena y  con el corazón- ♥- contento =).  Así que fuimos para allá dos veces porque nos datearon que el público varia dependiendo de los días. Una de las veces fue durante la semana a las 7 pm y otra un sábado a las 11 pm.  



La primera vez, encontramos a gente mayor: familias, compañeros de trabajo y parejas de casados.  Este lugar era más tranquilo, lo que evidenciaba un código de comportamiento  más formal que el de la sanguchería Miguel (desorden en todos sus niveles). Naturalmente, si la gente es mayor, sin duda se respeta más el ambiente. Las personas mayores son mucho más reservadas, acostumbradas a lo tranquilo. Lima ha evolucionado de tal manera que todo va muy rápido, y no todos quieren ir a ese ritmo. Creo que la gente mayor va al Peruanito para pasar un momento tranquilo y disfrutar de la única cosa que les puede gustar que sea rápido, el servicio. 

En cada mesa había como máximo 4 personas y como mínimo 2 personas. Me parece que al ser un lugar para ir, comer y regresar a la rutina, algo como la comida rápida que ofrece Mc Donald´s, solo se va rápidamente con quien puedas. Como ya dije antes, va gente mayor durante los días de semana y ellos se caracterizaban por tener una conversación en un tono mucho más silencioso.El contacto físico era lo usual y la distancia entre las personas era más amplia. Por ser una sanguchería familiar, no era para esperar menos. Este tipo de comportamiento o de actitud en los restaurantes de parte de la gente mayor, muestra un poco la tradición que ellos traen. A comparación de otros restaurantes con otro público, la interacción está más cargada de emociones que aquí.

Estas parejas conversaban sobre sus familiares, del trabajo y de otros problemas en particular. En el caso de las comunicaciones interpersonales,  los roles no eran tan marcados. A lo que voy con esto es que cuando una de las personas decía algo sobre el tema que se estaba tocando, la otra le respondía con respecto a su  propia experiencia. Entonces, no había un líder en la conversación porque cada uno quería imponer su propio testimonio. Creo que es algo típico del egocentrismo que caracteriza a los seres humanos. Siempre queremos imponernos. Como dijo Thomas Hobbes "El ser humano es egoísta por naturaleza." Pero esto no significa que no exista gente que escuche e intervenga en el tiempo pertinente. Lo característico de los peruanos, según concepciones populares sobre peruanos de parte de gente extranjera, es que somos atentos y amigables. Cosa que es verdad. Esto evidencia que sí podemos escuchar a los demás. No una evidencia muy obvia, pero por algo lo dirán.

Comida Familiar 
Vimos también a una mujer joven con su hijito que, irónicamente, era el que lideraba la interacción. Todo lo que pasaba y de lo que se hablaba en la mesa era sobre el niño. Este, gritó en un punto en el que ya no podía comer más o ya no quería. La madre trataba de controlar el llanto y solo lo logró hasta que le dio un poco de pie de limón. Si pensamos en estos personajes y su interacción, vemos que es típico ir a comer con los niños a restaurantes, especialmente sangucherías. En el Perú, normalmente llevas a tu hijo a donde sea y le das lo que sea. Particularmente, me gusta ver cómo se comportan los niños en los restaurantes. Son muy desinteresados de las miradas, hacen su escándalo si lo tienen que hacer y gritan hasta que alguien los chantajeé con algo que probablemente los calle. Chantaje es la manera de manipular a las personas en el Perú y también la coima. Los códigos de comportamiento usualmente son negociados o impuestos, pero muy pocas veces asumidos por propia cuenta. 


Así mismo, se hicieron breves interrupciones con el fin de poder aclarar el mensaje, ya que el emisor hablaba mientras comía y, para rematarla, la bulla del local empeoraba la situación.  Un ejemplo, era un señor de edad que estaba acompañado por una mujer más joven. Se notaba una aparente dificultad para comunicarse entre sí.  Pero, hay que aclarar que al peruano le gusta hacer su bulla para enfatizar su presencia a donde quiera que vaya. En este caso no era una bulla a la que tenías que traer al mozo para decirle que le diga a la mesa del costado que por favor bajen la voz. Era más tranquilo, pero igual bullicioso. Algo que proporcionaba la bulla era la televisión. Un artefacto muy usado por los peruanos para ver noticias, novelas y partidos de fútbol.

Gringo
La interculturalidad también se hizo presente, puesto que había un gringo que estaba acompañado por una mujer que lo había llevado a comer los sánguches del Peruanito. Se veía que le gustaba el sánguche porque hacía gestos con la cara y movimientos corporales, como mover la cabeza de arriba hacia abajo varias veces mientras masticaba señalando el sánguche.  La mujer le hablaba en castellano y el extranjero le respondía en su esforzado espanglish.  Es bastante típico ver en un restaurante -o en este caso, sangucherías- a extranjeros disfrutando de los manjares peruanos. Les gusta especialmente ir a los lugares más tradicionales que huelan a peruanidad.  No creo que este gringo sea del tipo que puede ir a comer los caros platos que ofrece Panchita, pero la verdad es que no se pierde de mucho porque el sabor en el Peruanito sigue siendo de primera. Si el mismo Gastón lo dijo .                   



Conectada 
Algunas veces, las mesa se quedaba solo con una persona. Las pocas personas que vimos solas sacaban su celular. Siempre hacemos eso. Una manera de no sentirnos solos mientras alguien se va de la mesa. A partir de eso podemos preguntarnos si en algún momento estamos realmente solos, es decir, sin algún tipo de contacto con alguien. Creo que es muy difícil separarnos completamente de la sociedad o realidad  cuando vivimos en una ciudad tan llena de medios y de gente. 
También vi que unos miraban a las demás mesas y otros solamente se concentraban en comer. Sus expresiones faciales sugerían un poco la búsqueda de compañía y la desesperación, en el caso de los que aparentaban ser impacientes.  Conjuntamente, algunos movían el pie con insistencia como un tic nervioso. En este momento de soledad surge la comunicación intrapersonal. Se hace evidente con todos los elementos descritos anteriormente. Imagino a las personas, por experiencia propia, que comienzan a tener un diálogo interno que puede originar cualquier estado de ánimo después.   


Con respecto a los grupos más grandes, que no superaban las 4 personas, tenían un tipo de  conversación en un tono más alto y bullicioso.  El movimiento corporal, las expresiones faciales y el contacto físico. Cuando estamos en grupo y en público, el contacto físico disminuye para la mayoría de personas, especialmente si son de mayor edad. Sin embargo,  lo característico del peruano es ser un poco escandaloso, pero debido al contexto más familiar de los días de semana en el Peruanito, la gente mantenía un perfil más bajo.

Las Tías
En una de las mesas estaban tres señoras tomando sus respectivos lonchesitos y chismeando de la vida. Una de las mujeres usaba bastante su cuerpo para comunicarse. Estiraba sus brazos, movía sus manos circularmente, giraba la cabeza y miraba a las demás mesas. Parecía que ella era la que impuso el tema de conversación ese día. Las otras dos señoras respondían brevemente con el típico “claro” mientras comían. No pude escuchar el tema de conversación de las tías, pero me imagino que debe ser lo usual de los grupos de tías. Hablan de la gente que conocen, de cómo su hijo/a está haciendo tal cosa o de cosas que le han pasado recientemente. Los hijos siempre son un tema que sale a la mesa. Me parece que es porque el Perú es un tipo de sociedad bastante familista.     

En otra mesa, encontramos a gente vestida algo formal, como en terno o sastre. Parecía que recién salían del trabajo y que se morían por comer un pan con chicharrón. Ordenaron su comida, se sentaron a comer y solo conversaron una vez que terminaron.  Su tema de conversación era sobre la oficina por solo unos minutos y, después, sobre lo que planeaban hacer el resto de la semana.  Estaban aparentemente cansados, por los bostezos que soltaban de vez en cuando, pero también apurados. La gente que trabaja vive apurada. El ritmo de todo es acelerado: de comer, hablar, caminar, conversar, etc. Entonces, asumo que el  rápido servicio que brinda el Peruanito es ideal para ellos. La cultura de la comida rápida se ha expandido de tal manera que es de total beneficio para los comensales que parecen tener una bomba de tiempo en el cuerpo.


La segunda vez que fuimos al Peruanito, nos encontramos con gente de nuestra edad y un poco mayor. Fuimos a las 11 de las noche, todavía no era la hora de la bajona, pero se comenzó a llenar con bulla y desorden.  Los sanguches salían más seguido, el consumo era mayor y sin duda mucho más divertido. Algunas personas estaban paradas comiendo y hablando. Generalmente, eran los hombres de pie y las mujeres sentadas. El código de comportamiento era mucho más liberado. A lo que me refiero con liberado es que por la costumbre del restaurante y de los comensales, el comportamiento está más reglamentado por la tradición. El contacto físico fue más obvio, puesto que se tocaban los brazos, se empujaban (entre hombres) y habían besos (entre parejas). Hoy en día el contacto físico entre los jóvenes, en comparación a las generaciones pasadas, es de otro nivel. El toqueteo va de la mano con el galanteo que surgiere Flora Davis. Cuando existe el galanteo o jileo, como decimos en Perú, todo vale. Todo tipo de contacto físico es permitido (obviamente nada indecente). 


Algo que me pareció interesante fue que todos se comportaban más o menos igual.  Hubo un momento en que un chico comenzó a  cantar una canción y, después, unas 7 personas más, lo siguieron. En ese momento se evidenció la teoría del contagio. Creo que es más fácil que exista en un grupo un líder extrovertido que te facilite el trámite y aliviane la vergüenza a que uno mismo tenga que comenzar algo divertido para pasarla bien.  Todos nos juntamos con un fin, y el objetivo de este grupo de chicos era incrementar la cohesión amical y pasarla bien por la noche.